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Niños problema

Un tema muy delicado en educación, es el de los "niños problema".

Niños problema

Generalmente se trata de niños muy inquietos que no se quedan tranquilos un instante en el aula, o tienen alguna otra conducta negativa como no trabajar en clase, no prestar atención o "hablar demasiado".

Y por lo regular, cuando un maestro o maestra tiene a un niño problema en su clase, llaman a la madre (por alguna razón el padre siempre está ausente en estas llamadas) y le dicen: "Hable con él".

Y entonces pasa otra curiosa, la madre habla con el niño en cuestión y al día siguiente todo sigue igual. Por lo que las quejas de las maestras y maestros se volverán a repetir en un constante círculo vicioso.

Lo cierto es que en este caso, quien se supone debe tener la experiencia educativa es el educador. Es por eso que cuando los padres de familia les dicen "hable con el niño" lo hacen, porque confían en el juicio del maestro o maestra aunque las cosas sigan igual; pero los maestros en general no saben realmente como lidiar con estas situaciones y le devuelven el problema a los padres pensando en que ellos lo resuelvan sin ofrecerles ninguna alternativa.

Aquellos profesores un poco más sensibles respecto al tema, envían al niño con un psicólogo para evaluación y terapia.

Sin embargo, cuando hablamos de niños con problemas de conducta nos topamos con un problema aún más importante: el de la estandarización de la educación. Ese modelo donde nos dicen que todos los niños deben ser iguales, con el mismo nivel de energía, que deben ser calladitos y obedientes.

De hecho, el alumno ideal es aquel que nunca habla excepto cuando se lo piden, siempre pone atención en clase y hace todos sus trabajos y tareas.

Y qué pasa entonces con los niños que necesitan más movimiento (de por sí es bastante antinatural que un niño se la pase sentado séis horas de escuela), o que desean expresarse a través de la voz, o los que necesitan más retos académicos. Para todos estos niños la escuela tradicional puede ser una verdadera tortura porque no cumple con sus necesidades, lejos de ello los estigmatiza y los cataloga como "niños problema" o "niños con problemas de aprendizaje", sin ayudar un gramo a mejorar su educación que es de lo que se trata.

No estamos hablando de niños que necesitan algún tratamiento médico o psicológico, o que tienen problemas en casa que reflejan en la escuela. Hablamos de chicos perfectamente normales, funcionales, con toda la capacidad de aprender y que reciben amor y cuidados desde su hogar; pero que requieren un forma distinta de aprendizaje académico.

Ahora bien, supongamos que el niño realmente tiene un problema de aprendizaje, ya sea que tenga dificultad para leer, escribir, concentrarse, recordar instrucciones, etc. En estos casos hablar con el niño tampoco va a servir de nada, si tiene un verdadero problema él no lo podrá evitar, necesita ayuda adecuada y profesional para resolverlo. Y nuevamente será aquí donde el maestro deba apoyar al alumno de la mano de un especialista.

¿Y que hay si el niño tiene un problema de límites en casa? Si el caso es que en su casa el pequeño hace lo que quiere y en la escuela quiere ser igual, el consejo de "hable con él" tampoco va a funcionar. En todo caso el consejo debiera ser ponga límites en su casa, dele responsabilidades.

Generalmente los niños necesitan acciones no palabras, sobretodo cuando están en preescolar o los primeros años de la educación básica. Hablar con ellos no cambiará su conducta, eso lo hacen los límites, las reglas y las consecuencias; pero los padres no son los encargados de poner límites y reglas en las escuelas, eso es responsabilidad de los profesores. Porque por mucho que yo lo diga a mi hijo "pórtate bien", en la escuela hará lo que le permitan hacer; y es que les aseguro que los padres de familia aún no tienen el poder de la omnipresencia ni mucho menos el de controlar a sus hijos a larga distancia.

Los educadores deberían estar preparados también para los casos en que los niños requieren de otras necesidades, y no sólo devolverle el problema a los padres. Después de todo la educación no sólo es problema de los padres, sino también de los maestros.

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