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TDAH

Tengo un pequeño de 6 años de edad que hace poco tiempo tuvo algunos problemas de conducta en clase:

TDAH

-Se negaba a trabajar
-Se salía del salón
-No se estaba quieto un sólo momento
-Se distraía fácilmente

Sus maestras en varias ocasiones hablaron conmigo para decirme que hablara con él, y la directora del plantel sospechaba de algún grado de TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).

En apariencia se trataba de un gran problema que no se podía arreglar hablando con el niño afectado, pues estando en la escuela los padres no pueden poner límites, esa es una responsabilidad que corresponde a los educadores escolares.

Pensando en esta situación, platiqué con otras maestras del plantel y les pedí su opinión puesto que también conocen a mi pequeño. Su respuesta fue bastante tranquilizadora: El nene era muy listo y aprendía con mucha rapidez, como resultado de eso se aburría en las clases y se ponía inquieto.

Después de eso hablé con la maestra de mi hijo y encontramos una solución sencilla: darle al pequeño trabajos diferentes a los que hace el resto del grupo y que despertaran más su atención.

El comportamiento del pequeño cambió, comenzó a interesarse más en las clases y dejó de "fugarse". Lo cual me llevó a otra cuestión muy de moda en estos tiempos: el TDAH.

Hace muchos años, cuando un niño era indisciplinado se decía que era un niño "mal educado" o "malcriado", los papás lo castigaban y la escuela también. Realmente el problema no se resolvía pero nunca a nadie se le hubiera ocurrido "empastillar" al pequeño para corregir su conducta.

En cambio, hoy día a la primera señal de mala conducta se envía al niño con un psiquiatra a recibir medicamento. Y entonces resulta que hay un incremento impresionante de una enfermedad que hasta se poco ni siquiera se reconocía como tal: el TDAH.

Se etiqueta a los niños inmediatamente con este trastorno sin siquiera pensar en otras posibilidades, lo cual tiene su ganancia secundaria, pues así se quita la responsabilidad por la conducta del niño tanto a los padres como a la escuela; pero a la vez tiene consecuencias negativas para el pequeño porque no se corrige en realidad su conducta ni aprende límites, y por otro lado tendrá afectaciones serias de salud por tomar medicamentos con efectos secundarios en una situación que realmente no lo ameritaba.

Además el evitar la responsabilidad por las acciones de los hijos, puede ser algo realmente tentador para los papás. Muchas veces he escuchado a padres justificar ciertas conductas negativas de sus hijos, con la frase: "es que es hiperactivo". Y obviamente no corrigen a su hijo.

Hablando con una terapista de lenguaje al respecto, ella aseguraba que había dos sencillas pruebas para determinar si un niño era candidato al diagnóstico de TDAH:

1. Si el niño en edad escolar es capaz de ver una película completa en el cine sin interrupciones (ir al baño no cuenta), entonces NO tiene TDAH.

2. Si el niño puede ejecutar órdenes complejas como "por favor ve a mi cuarto, toma mi suéter rojo y ponlo en la silla del comedor", entonces NO tiene TDAH.

Si el pequeño es capaz de estas acciones, entonces hay que buscar otras causas a su mala conducta. Puede ser falta de disciplina o límites en la casa, puede ser que la escuela le sea aburrida y no represente un reto o puede ser un asunto psicológico que se resuelva con terapia.

El punto es que antes de encasillar a los niños con un trastorno que requiere medicamento, primero hay que buscar causas más simples y asumir nuestra responsabilidad como educadores (padres y maestros) en resolverlas.

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