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Ortografía

Tantos años aprendiéndose las reglas de acentuación, las palabras agudas y graves, las esdrújulas y sobre-esdrújulas, la tilde, los diptongos y el abecedario. Y ahora resulta que escribir guión con tilde será falta de ortografía (por cierto, perdón por las faltas de ortografía en esta publicación).

Ortografía

Según la Real Academia Española, desde ahora habrá algunos cambios en la ortografía:

-Ya no será necesario acentuar "sólo" cuando se trata de adverbio y no adjetivo.

-Escribir "guión" y "truhán" con tilde, desde ahora se considerará falta de ortografía.

-La "y" se llamará ye.

-La "b" se llamará be y la "v" se llamará uve.

-"Quórum" pasará a escribirse "cuórum".

-La Ch y la ll ya no serán letras del alfabeto.

-Las palabras este, esta, estos y estas, tampoco se acentuarán en su uso pronominal (éste me gusta).

-La "o" entre números tampoco se acentuará (aunque la uses 4 ó 5 veces en un texto :P)

Las nuevas disposiciones tratan de ser más coherentes con el uso actual del lenguaje, aunque algunos en realidad piensan que se trata de una indulgencia ante la cada vez mayor cantidad de personas que no se molestan en aprender bien las reglas de ortografía para el habla hispana.

Cualquiera que sea el caso, habremos muchos que seguiremos escribiendo con faltas de ortografía ante los nuevos cambios, pues mucho trabajo nos costó escribir bien.

Así que les tocará a las nuevas generaciones aprender estas nuevas reglas ortográficas, o por lo menos eso esperamos, porque de lo contrario dentro de 30 años tendrán que cambiar nuevamente la ortografía.

Por cierto, eso me recuerda un sueño en el que entraba a una tienda para comprar un poco de ortografía... ojalá fuera tan sencillo como eso.

TDAH

Tengo un pequeño de 6 años de edad que hace poco tiempo tuvo algunos problemas de conducta en clase:

TDAH

-Se negaba a trabajar
-Se salía del salón
-No se estaba quieto un sólo momento
-Se distraía fácilmente

Sus maestras en varias ocasiones hablaron conmigo para decirme que hablara con él, y la directora del plantel sospechaba de algún grado de TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).

En apariencia se trataba de un gran problema que no se podía arreglar hablando con el niño afectado, pues estando en la escuela los padres no pueden poner límites, esa es una responsabilidad que corresponde a los educadores escolares.

Pensando en esta situación, platiqué con otras maestras del plantel y les pedí su opinión puesto que también conocen a mi pequeño. Su respuesta fue bastante tranquilizadora: El nene era muy listo y aprendía con mucha rapidez, como resultado de eso se aburría en las clases y se ponía inquieto.

Después de eso hablé con la maestra de mi hijo y encontramos una solución sencilla: darle al pequeño trabajos diferentes a los que hace el resto del grupo y que despertaran más su atención.

El comportamiento del pequeño cambió, comenzó a interesarse más en las clases y dejó de "fugarse". Lo cual me llevó a otra cuestión muy de moda en estos tiempos: el TDAH.

Hace muchos años, cuando un niño era indisciplinado se decía que era un niño "mal educado" o "malcriado", los papás lo castigaban y la escuela también. Realmente el problema no se resolvía pero nunca a nadie se le hubiera ocurrido "empastillar" al pequeño para corregir su conducta.

En cambio, hoy día a la primera señal de mala conducta se envía al niño con un psiquiatra a recibir medicamento. Y entonces resulta que hay un incremento impresionante de una enfermedad que hasta se poco ni siquiera se reconocía como tal: el TDAH.

Se etiqueta a los niños inmediatamente con este trastorno sin siquiera pensar en otras posibilidades, lo cual tiene su ganancia secundaria, pues así se quita la responsabilidad por la conducta del niño tanto a los padres como a la escuela; pero a la vez tiene consecuencias negativas para el pequeño porque no se corrige en realidad su conducta ni aprende límites, y por otro lado tendrá afectaciones serias de salud por tomar medicamentos con efectos secundarios en una situación que realmente no lo ameritaba.

Además el evitar la responsabilidad por las acciones de los hijos, puede ser algo realmente tentador para los papás. Muchas veces he escuchado a padres justificar ciertas conductas negativas de sus hijos, con la frase: "es que es hiperactivo". Y obviamente no corrigen a su hijo.

Hablando con una terapista de lenguaje al respecto, ella aseguraba que había dos sencillas pruebas para determinar si un niño era candidato al diagnóstico de TDAH:

1. Si el niño en edad escolar es capaz de ver una película completa en el cine sin interrupciones (ir al baño no cuenta), entonces NO tiene TDAH.

2. Si el niño puede ejecutar órdenes complejas como "por favor ve a mi cuarto, toma mi suéter rojo y ponlo en la silla del comedor", entonces NO tiene TDAH.

Si el pequeño es capaz de estas acciones, entonces hay que buscar otras causas a su mala conducta. Puede ser falta de disciplina o límites en la casa, puede ser que la escuela le sea aburrida y no represente un reto o puede ser un asunto psicológico que se resuelva con terapia.

El punto es que antes de encasillar a los niños con un trastorno que requiere medicamento, primero hay que buscar causas más simples y asumir nuestra responsabilidad como educadores (padres y maestros) en resolverlas.

Comida chatarra

A final de tantas vueltas, finalmente no se prohibió el consumo de comida chatarra en las escuelas.

Comida chatarra

El senador panista Gillermo Tamborrel de plano dijo que el Senado se doblegó ante las empresas y los intereses (aunque posteriormente se retractó y afirmó que en realidad no tenía pruebas de tal cosa).

¿Cómo quedó entonces la tan discutida "ley antiobesidad"?

Se restringe la venta de comida chatarra en las escuelas así como su publicidad; pero los alumnos podrán llevarla y consumirla dentro y fuera del plantel, si así lo desean y sus padres lo permiten.

Además deberán instalarse bebederos en las escuelas, con filtros de agua.

En un país que ocupa el primer lugar en obesidad infantil, en consumo de refrescos y en publicidad de comida chatarra, las medidas adoptadas son mínimas y se antojan insuficientes. Además de que la discusión para esta ley estuvo rodeada de toda clase de rumores, como que una senadora tenía fuertes intereses al tener relaciones con una de las familias de la industria refresquera o que la propia ley se intentó boicotear desde el principio.

De manera que la responsabilidad por la obesidad infantil seguirá recayendo en los padres de familia, sin que el Estado apoye mayormente para combatirla.

Lo único que les queda a estos padres es enviarles comida sana a sus hijos, y esperar que no consuman comida chatarra a la hora de salida.