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Hace poco la Arquidiócesis Primada de México declaró que el crimen organizado se está convirtiendo en el "gran empleador" de jóvenes del país. Si bien existe una percepción certera acerca del papel que ha jugado este sector en la violencia que existe en el país, la realidad es otra.
Los jóvenes de este país jamás han sido inconformes, aunque el gobierno y las instituciones quieran hacerlo ver así por comodidad. El narcotráfico, salvo en un par de ciudades, es la última de sus opciones. La primera es la educación por supuesto; el empleo, la creación de empresas y la informalidad le siguen; posteriormente, la migración a las grandes ciudades o a Estados Unidos. Detrás de estas, viene el crimen organizado.
Pero además, aquellos que logran superar todos los obstáculos que implica ser mexicano, se encuentran con el terrible problema del empleo formal. Aunque no aparezca en estadísticas, los jóvenes que logran obtener un título universitario y salen a buscar empleo, no se encuentran con las mejores condiciones.
Y es que los de alrededor de 30 millones de jóvenes en el país, apenas un 28% acude a la escuela. Todavía peor, 9% de los hombres ha completado la universidad y en el caso de las mujeres apenas 5%.
No es aventurado decir que conseguir empleo para un joven en este país es una odisea. Quienes lo logran, se encuentran a merced del volátil mercado mexicano. Otros, viven más de su ambición que de los pocos pesos en su cheque quincenal.
Otro fenómeno que no se toma en cuenta es el del sub-empleo. Es decir, miles de jóvenes que firman contratos por tres o seis meses en sus lugares de trabajo para no lograr antigüedad, obtener pocas prestaciones y tener menos derechos. Pero claro, esa estadística no existe por ningún lado, aunque sea una rutina para muchos de ellos.
Si esto se da en las grandes ciudades, es lógico que en los pequeños pueblos y poblaciones indígenas se acentúe; su tasa de analfabetismo es de 6.6%, mientras que la media nacional es de 2.8%
Pero lo cierto es que los jóvenes tienen todo a su favor: ambición, hambre, capacidad, y oh, dulce ironía, tiempo. Es mentira que el narcotráfico se convertirá en el gran empleador del sector. Ese es el camino fácil, el de la primera opción. Cualquiera puede ser narcotráficante, no cualquiera puede ser ingenieron, escritor, arquitecto o abogado.
Más de medio millón de mexicanos con título de licenciatura, maestría o doctorado viven tan sólo en Estados Unidos ¿Qué dice esto de México? Infinidad de cosas, innumerables aquí, pero ciertamente abre un debate importante respecto a las capacidades de empleo en el país.
Cada año que pasa, más y más jóvenes se verán ante la terrible dificultad de encontrar oportunidades de acceso a la educación y posteriormente un empleo digno y bien remunerado.
Pero es lógico entonces que quienes no encuentren aquí el suficiente espacio para alcanzar sus metas, busquen en otro país. Esos jóvenes jamás considerarán la opción del narcotráfico, la informalidad o el crimen organizado. ¿O acaso es delito que tu propio país te quede chico?
1 comentarios:
muy bien todo lo que estan haciendo
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